Chat room III

-¿Con quién estás chateando?

-No, estoy viendo el twitter.

-¡Ay necesito un blackberry o un iPhone ya! Me siento en el paleolítico inferior.

-Yo no tengo una blackberry, no me se el número de mi celular y uso Hotmail, y así soy refeliz.

-¡Nena! Si sos media social, el social media no es para vos.

-¿Me decís antisocial?

-No del todo. Pudieses estar en un hueco más oscuro todavía. Por lo menos hace 39 millones de palabras que dejaste de decir Encarta.

-¿Qué es eso? Me dio grima.

-Por lo menos no me la paso todo el día boludeando con el teléfono, chusmeando en Facebook y en Twitter… Mirá que el otro día te di un toque ¿Viste?

-Estoy en pleno uso de mis facultades.

-¡Mirá vos! Los dos están relocos. Viven una realidad que no es. Viven la no realidad que es esa que no sucede con los sí personajes esos que sí se inventan en Twitter que es un no mundo y por eso sí son recaretas y pelotudos.

-La que no vive la realidad eres tú. Aquí somos 2 de 3, somos mayoría. Estás al margen, lo que te hace una marginal.

-Ahora si estoy agonizando. Me mataste ché. Llamame al cura ya para que me vierta los santos óleos.

-Es verdad. Ya te dijimos, en esto te montas o el tren te deja.

-¿Ah si? ¿Tren? Y yo que pensaba sería una nave espacial en la que andaban montados.

-Nena, el byte desplazó a la molécula ¿Cómo te explico? A ver… esto que está pasando aquí, entre nosotros, en realidad no está sucediendo. Comenzará a suceder una vez que lo twitee y que monte las fotos de esto en Facebook ¿Ya?

-…

-¿Por qué callas?

-No se… quizás tengas que resetearme… Estoy recolgada.