El Factor Vogue, el libro negro de la moda

El Factor Vogue, el libro negro de la moda

El factor Vogue, el libro negro de la modaTodos los trapos sucios se lavan en casa, menos los de alta costura…

Esa parece ser la consigna de Kristie Clements, quien después de abandonar su silla como editora en jefe de Vogue Australia, se animó a escribir y publicar The Vogue Factor, un libro en el que cuenta con detalles algunos de los más terribles e inimaginables episodios que se viven -tras bastidores- en la industria de la moda.

Si los hubiésemos visto en alguna secuencia de The Devil wears Prada seguramente hubiéramos pensado que se trataba de una mera exageración de Peter Hedges, guionista que se encargó de redactar cada uno de los parlamentos de la temible Miranda Priestly. Pero no, es tan real como que Clements es –o era- considerada la Anna Wintour del lado B del planeta tierra.

Kristie relata –con cierta vergüenza y arrepentimiento por sentirse un poco cómplice- cómo las modelos que aparecían en las páginas de Vogue se alimentaban de Kleenex para no sentir hambre y así adelgazar rápidamente días antes de algún importante photoshoot. O cómo una modelo pasó tres días, 72 dos horas, sin probar bocado mientras posaba en un editorial de moda en los áridos paisajes de Marruecos.

Aunque en los últimos años los organizadores de las diferentes semanas de la moda han hecho hincapié en que las modelos deben contar con un índice de masa corporal mínimo, requerido como indicativo de su óptimo estado de salud para poder participar en los shows, Clements asegura que muchas veces la ropa interior, única prenda de vestir que usan las modelos al momento de subir a la báscula, es llenada con pequeñas piezas de plomo para así alcanzar los kilos exigidos.

La ex pontifex de la moda australiana fue sustituida el año pasado por Edwina McCann, quien hasta el momento no ha abierto la boca, ni ella ni ningún representante de la hija predilecta de Conde Nast, gigante editorial que -paradójicamente-  también cuenta con varias publicaciones que invitan a la buena alimentación.

De seguro, con la edición de este libro de altas probabilidad de convertirse en bestseller, la polémica está a la vuelta de la esquina, y se pondrá sobre la mesa –la del living y no la del comedor- los valores de una industria que se niega a las tallas grandes y que sigue emulando a modelos de 18 años que, cuando insisten en que morirían por aparecer en Vogue, en realidad lo están haciendo.

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