Entrevista imaginaria a Lena Dunham

Entrevista imaginaria a Lena Dunham

Lena Dunham, más adulta y más adolescente.

Adorada y señalada como la última niña prodigio de la cultura pop, esta neoyorquina de 26 años, creadora y protagonista de la serie Girls, no se toma tan en serio, aunque sabe que su producto es un descarnado himno de los veinteañeros desempleados que tienen miedo a que se les pase la vida 

Lena, quien se reservó el mejor y más complejo personaje de la serie, camina entre lo poético y lo patético. Una abanderada del indie de los festivales de cine independiente que, aunque mira los ochentas con nostalgia y desespero, comienza a coquetear de cerca con los grandes presupuestos… Algo que ella misma suele denominar la zona gris, sí, esa donde no existen los negros y los blancos.

Lena llega como si no conociera el lugar. Aunque es su set de filmación,  que dirige con garra y humor, camina despacio como si desconociera qué va a encontrar al final del pasillo. Se muerde el labio inferior y se convierte en esa clase de cachorros que nos parece encantador aunque, a primera vista, no tiene pedigrí, no es demasiado bonito, es corriente, un tanto vulgar y hasta huele un poco mal.

Se sienta y arquea la boca hacia abajo en señal de que está lista para contestar las preguntas. Afirma una vez con la cabeza como si fuera cátcher y yo pitcher. No espera a que comience con mi cuestionario y suelta “lo siento por la espera, estuve atascada en el tráfico. No me acostumbro a usar auto, pero creo que es uno de los últimos estadios hacia la adultez. Ya sabes lo que dicen, por más neoyorquina que seas, si tienes trabajo, diriges un equipo de más de 20 personas, es mejor que tengas auto. Sobre todo si tienes 26 años y todavía vives con tus padres, es como cuando… Es una bocanada de adultez”.

Ya me lo habían dicho. Lena de vez en cuando, cada veinte o quince frases, lanza una en la que se autocastiga. Se sienta en el banquillo de los acusados y es ella misma quien se flagela delante de todos, haciendo fiesta con sus complejos y sus paranoias. Es parte de su personaje, no en la serie, sino en la vida.

-Tu fenotipo no es muy parecido a las de otras comediantes en Estados Unidos… ¿Por qué comedia? Le pregunto.

Traga grueso y, aunque tarda en responder, comienza a atropellarse en el universo de ideas que tiene por expresar y que poco a poco va drenando como en la terapia a la que iba todos los jueves durante su adolescencia.

-Comencé a hacer drama. Desde que decidí que iba a ser escritora, todos mis temas fueron de choque. El aborto, la segregación, la sexualidad. Pero por alguna extraña razón siempre terminaron dando risa. Por eso pensé en no escribir más sobre cosas serias, sino en cosas ridículas que, son cosas serias, pero que a la gente le da risa.

-¿Te ríes de tus propios chistes?

-No soy chistosa. Simplemente soy una gran almacenadora de episodios ridículos, cosas serias que dan risa.

-¿Episodios autobiográficos?

-¿Quieres decir que si Girls es mi vida?

-Si.

-Hannah se parece mucho a mi. Aunque ella es de Michigan y yo de Nueva York, las dos nos estamos haciendo adultas en esta ciudad, por lo que continuamente pasamos por las mismas cosas. Aunque creo que ella es más hormonal que yo.

-¿Qué tan reales son las chicas de Girls?

-Muy reales. Extravagantes y erotizadas como cualquier chica de 24 años de Nueva York que no pide ser comprendida sino amada. Y en el caso de Hannah, aplaudida, que es una formar de sentirse amada.

-Pero Hannah le pide comprensión a sus padres…

-Comprensión en forma de dinero (Risas). Les dice, “hey, háganme caso, el mundo está girando alrededor de mi en este momento, ¿acaso soy la única que se da cuenta? ¿Nadie más es tan brillante como yo para darse cuenta de eso?” (Risas). No es cierto.

-¿Eres la voz de una generación?

-No, demasiada responsabilidad. Así se lo vendimos a HBO, pero tanto ellos como nosotros sabían que nos íbamos a escapar de ese concepto. Se dio de manera natural. Nos le escapamos a esas etiquetas. Hay muchos elementos para identificarse, eso sí. Las cosas que se cuentan en Girls pueden coincidir con la vida de muchos, no solo con los hipsters de Brooklyn como me dijeron en The Hollywood Reporter.

-Cuando salieron al aire todos comenzaron a buscar las similitudes con Sex and the city.

-Es inevitable. Cuando hicimos las primeras lecturas dramatizadas, antes de grabar el piloto del programa, surgió entre todos el parecido. Así que un día les dije a las chicas que fueran a casa y viéramos un maratón de Sex and the city. Concluimos que nuestro show es de la era post Sex and the city. Los personajes de la serie, Marnie, Jessa, Shoshanna y Hannah saben de Carrie, de Charlotte, de Samantha… Pero tenían 14 años cuando la pasaban. No estaba dirigido a ellas. Es inevitable desvincular esta ciudad con el show. Pero es como la postguerra. La América de Bush no se parece a la actual. Hay un sentido más trágico y preocupante, la predicción de un no futuro por ejemplo, pero la música está demasiado alta como para no bailarla.

Lena habla como la narración en off de una película escrita por Diablo Cody. Al escucharla es inevitable imaginarse que está pensando en voz alta, como esos niños que no fueron muy populares en la escuela, pero no por retraída, sino por rara. Ese toque de excentricidad que le dio el crecer rodeada de adultos en el corazón de Manhattan y ser hija de una fotógrafa de casas de muñecas y un pintor con un psicodélico trabajo en el que resaltan los anos.

-¿Woody Allen o Larry Davis?

-¡Boris Yellnicoff!

Ríe y recibe a su Fox Terrier anciano. Le habla como si fuese una persona adulta y consciente de sus problemas, de los de Lena. Lo abraza y me ve. “No creas que soy como Paris que sale con el perro a todas partes. Hoy vino porque lo necesitaba aquí. Saldrá en la filmación”.

-¿Eres demócrata?

-Desde que tengo conciencia. Vivo en esta ciudad… Pero demócrata con conciencia. Voté por Obama y protesté el año pasado en Wall Street. Todavía guardo mi camiseta que dice Occupy Wall Street, imagino que muy pronto me la tendré que poner de nuevo.

-Te gusta desnudarte mucho…

-(Risas) Es inevitable ¿Cómo hablar de sexo y no hacerlo con una desnudez? ¡Está bien! Sí se puede, pero pierde y mucho ¿Cómo hablar de veinteañeros y no hablar de sexo? Es en lo que pensamos. Cambiamos las relaciones. Tenemos amigos y amigos con sexo. Y bueno, si tenemos amigos con sexo, hay que desnudarse delante de ellos. Además todo esto es nuevo en televisión, no en la vida real…

-Hace poco leí que aunque muchas veces te sentiste gorda, estabas conforme con tu cuerpo.

-Era flaca hasta que un día amanecí con 15 kilos de más. No pedí explicaciones. Traté de hacerlo más llevadero decorándolo. Me vestí de negro, me perforé con piercings, me tatué. Traté de adornarlo lo más que pude, hasta que me convertí en vegana. Ahora he adelgazado. Igual creo que a los treinta, mi cuerpo se asentará y tomará la forma que me merezco… Me quedan cuatro años para ganarme uno saludable y comprensivo.

-¿Cocinas?

-Tengo amigos que cocinan. Lo que yo hago no se puede llamar así.

-Sales con un guitarrista… Algunos pueden pensar que es un cliché.

-Sí, ¿quién no quiere tener un novio músico? Pero para Jack no lo es. Si lo fuese estuviera con una rubia talla S que en el fondo muere por ser parte del cast de Gossip Girl.

-Si tuvieras que presentarte delante de un público que no te conoce, ¿qué dirías?

-Hola, soy Lena Dunham. Tengo 26 años y a pesar de que no nací con ninguna ventaja darwiniana, logré lo que siempre quise hacer: trabajar en lo que me gusta. Ah… También soy una real conocedora de los tonos grises.

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There is 1 comment for this article
  1. daniela at 1:41 pm

    Ella es buenísima, hasta que hizo esta serie de HBO fue que las miradas la acapararon por completo, pero ha hecho un trabajo sensacional con la serie como productora y como actriz.

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