Tengo gustos de delincuente

Aunque no lo crean, nunca he podido ver –calarme- una telenovela completa. Pero hubo una que veía con mucha frecuencia: Marimar (Televisa, 1995). A mis 14 años me divertía la ilógica historia de amor entre una pobre –que no era pobre, sino la más pobre de todas- y un señor feudal con apariencia de Timbiriche. Una de las cosas que más me motivó seguirla a diario fue ver al delincuente venezolano de moda en ese momento declarar, en televisión abierta y ante mis atónitos ojos, que era fan de Marimar.

Hernán Gregorio López Ortuño, mejor conocido como Hernancito, luego de haber sido imputado por el asesinato del beisbolista venezolano Gustavo Polidor, decidió un buen día de abril de 1996 asaltar y posteriormente secuestrar a las hermanas Monagas en su apartamento de Terrazas del Ávila. El evento, conocido como “El secuestro de Terrazas del Ávila”, fue transmitido por televisión durante toda su jornada. La mamá de Hernancito intervino logrando que se entregara. Apenas salió del edificio esposado y custodiado por las “autoridades”, un “sagaz” reportero le pidió que le mandara un mensaje a su mamá… Hernancito le pidió no sólo perdón, sino que por favor le grabara los capítulos de Marimar… Desde ese día seguí copiosamente la telenovela, y… creo que también decidí ser periodista…